Descripción
Este libro es una reedición mejorada, pero lo cierto es que ahora tiene aún más vigencia que cuando se publicó por primera vez como curso impartido en 1983. El motivo lo explica Stuart Park en el prólogo citando al profesor de Historia Teológica Alister McGrath, al decir que “los dones más ‘espectaculares’ ocupan hoy aproximadamente el 50% de la iglesia evangélica en el mundo, con el reto que esto supone para el discernimiento de la verdad de Cristo”. “Estos movimientos ofrecen una relación ‘directa’ con Dios que contempla, o puede contemplar, la Biblia –conscientemente o no- como un elemento interpuesto, o incluso un estorbo. Según esta idea, frente a la fría y cerebral página escrita donde Dios está, o puede parecer, ausente, se propone una experiencia espiritual directa, cálida, del corazón, la Presencia de Dios frente a la Ausencia que implica, o puede implicar, la página ‘muda’ del texto” (pág. 10). Desde luego, no es un tema baladí.
Pablo Wickham divide el estudio sobre los dones del Espíritu Santo en varios capítulos sobre los dones fundacionales de gobierno, los dones para el ministerio oral, los dones para el servicio práctico, los dones milagrosos o señales y cómo descubrir o desarrollar los dones. Además, se ofrecen tres apéndices, el primero como ayuda para evaluar los dones, el segundo con una posible clasificación de los mismos y por último un acercamiento al movimiento carismático o neo-pentecostal. Por todo lo cual, es un libro en el que a pesar de su brevedad, se escribe de forma clara y sin rodeos, tratando los asuntos que más suelen preocupar a los creyentes, y que ayudará a muchos hermanos a plantearse seriamente delante del Señor cuáles son sus dones y de qué forma ponerlos en práctica.
Indudablemente, Pablo Wickham es uno de los enseñadores más conocidos en España, y en sus libros siempre establece las bases que servirán para dar cada paso. Desde el principio, algo a tener siempre en cuenta es que “Sin el fruto y la plenitud del Espíritu los dones se convierten en meras facultades humanas incapaces de aportar nada positivo a la edificación de la iglesia” (pág. 18). La fiebre actual por determinados dones espirituales sin encontrar el equilibrio en la Palabra de Dios, no es nada nuevo como vemos en la iglesia primitiva, por esto, son necesarios libros como el que anunciamos que sirvan como una seria reflexión para encontrar pautas bíblicas que sean una guía y eviten situaciones que por ignorancia, puedan resultar perjudiciales para el avance del evangelio.
David Vergara