Descripción
Para aquellos que desde la infancia hemos tenido algún contacto con la información sobre George Borrow, quien para muchos era conocido como “Jorgito el inglés”, el libro que se acaba de publicar es un homenaje merecidísimo a tan insigne figura injustamente olvidada en nuestro país durante tantos años, a pesar de la fascinación que causó en personajes tan importantes como Miguel de Unamuno, Luis de Usoz y Río o Manuel Azaña, como descubrimos en su libro: La Biblia en España, del que se han publicado tantas ediciones. Este desconocimiento resulta sonrojante y propio de un país que del mismo modo ha silenciado la importancia de la Biblia del Oso y de tantas obras de los reformadores españoles. Ocultar y olvidar la vida de estos hombres y sus obras, sólo se entiende a causa de la imperturbable influencia de la Inquisición primero y de tantos que siguieron sus directrices durante siglos impidiendo que la Biblia fuese leída por el pueblo español por generaciones, tragedia cuyas consecuencias posiblemente, nunca dejaremos de sufrir. Cuántas personas han sido acalladas tan sólo por promover la lectura de la Palabra de Dios, impidiendo que el Evangelio fuese conocido en nuestro país, incluso cuando algunos colportores como Borrow, distribuían versiones católicas con tal que la Palabra de Dios llegase a cada hogar de un pueblo carente de libertad que vivía en una patente oscuridad.
En relación a ediciones evangélicas sobre Borrow en castellano, quizá las más conocidas fueron “Jorge Borrow y la Biblia” que escribió en 1960 José Flores, colaborador de la Sociedad Bíblica, y “George Borrow, agente bíblico en España”, de Walter McCleary, publicado por la editorial Peregrino, publicado en 2012. Sin embargo, la edición que nos ocupa, no tiene parangón con las anteriores, a causa del número de escritores participantes en la misma a los que podemos considerar “borrovianos”, por su investigación a causa de la fascinación del personaje, quien nunca llegó a ser considerado un protestante al uso, al igual que ocurrió con Luis de Usoz y Río y tantos otros que lucharon prácticamente solos para dar a conocer las Escrituras. En esta edición entre los autores participantes están Ken Barrett, Kathleen Cann, Sir Angus Fraser, Antonio Giménez Cruz, Timoteo Glasscock, Rubén Lugilde, Peter Missler, Ann Soutter e incluso con una aportación a cargo de Miguel de Unamuno y Jugo, ¡todo con los copyrights en orden!
El libro abarca la misión del autor en España de 1836-1840, la Prensa Española, el encarcelamiento de 1838, los colaboradores, su traductor, la xenofobia en España, los viajes y concepto de la religión, incluyendo la visita a Salamanca tan familiar para Rubén Lugilde, Timoteo Glasscock y Unamuno entre los autores, su contacto tan interesante con los gitanos del cual fue precursor en muchos aspectos en relación al testimonio, su acceso a Galicia y Asturias, todo esto bañado con una bibliografía muy difícil de superar en la actualidad.
Borrow puede considerarse como un personaje un tanto inclasificable, singular en casi todo, con carácter de evangelista, destreza en la negociación con más habilidad que los gitanos a los que tanto amaba, una inteligencia propia de genios que en su juventud le permitía tener conocimientos del latín, griego, francés, alemán, hebreo, armenio, galés, danés, árabe y romaní, lenguaje de los gitanos. Es decir, no sé si se podría hablar de un políglota compulsivo, combinado con un carácter melancólico propio de muchos de los genios que han dado lugar a las más bellas obras de arte, pero que se dedicó a luchar gracias a las puertas que le abrió la Sociedad Bíblica en nuestro país, para que el pueblo llano accediese a la lectura de la Biblia sin notas, trampa ni cartón. En Borrow, por más polémicas que giren en torno a él, actuaba la gracia de Dios para llegar a lugares donde el evangelio estaba escondido y eso, requirió de valentía y una capacidad para improvisar impropia de la época sobre todo ante las autoridades civiles y eclesiásticas. Por otro lado, su descripción de la sociedad en la que vivió, es un testimonio histórico con una importancia innegable que hoy debería ser descubierto, tantas décadas después, por una España que sigue en deuda con él. Por todo lo cual, este libro, cubre una laguna que hace muchos años debería haberse llenado, y debemos recibirlo con inmensa gratitud.
Reseña realizada por David Vergara