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Sin lugar a dudas, Pablo Wickham, conocido expositor, escritor y teólogo, es un excelente especialista como comentarista de la segunda carta del apóstol Pablo a los corintios. Hace algunos años, la editorial Portavoz publicó su comentario bíblico de toda la epístola, uno de los mejores que se han escrito en castellano. Más tarde, CLIE editó el comentario del Nuevo Testamento de D. Ernesto Trenchard y colaboradores, al que contribuye con la exposición de varias cartas, entre las que está 2ª de Corintios, y ahora, treinta años después se reedita “El Nuevo Pacto”, un comentario de los capítulos 2 al 6 del mismo texto bíblico. En relación a 1ª de Corintios, también ha redactado el volumen sobre la misma que recientemente ha publicado la UNIÓN BÍBLICA de su comentario a todo el Nuevo Testamento (Vol. 16).
Para entender la importancia de esta obra citamos un párrafo de la pág. 120: “Nuestras iglesias, si quieren ser auténticamente neotestamentarias, del Nuevo Pacto, -no simplemente reflejos de una aproximación doctrinal al conjunto de libros que forman la segunda parte de la Biblia, que no es lo mismo- han de proyectar este nuevo orden de relaciones con los hombres. ¡Ay de nosotros si siguen imperando en nuestra manera de ser tradiciones eclesiásticas, costumbres sociales, actitudes o conductas distintas a esta nueva creación en la que Dios nos hizo renacer!”.
Es llamativo que como se destaca en la introducción, esta carta sea una de las menos conocidas de las trece epístolas escritas por el apóstol Pablo, tal vez porque es más personal y aparentemente menos doctrinal que otras, donde el contexto dirigiéndose a un grupo de judíos fanáticos del judaísmo nos parezca lejano. Lo cierto, es que se intenta desacreditar el ministerio del apóstol y también el mensaje del Evangelio, dado que pensaban que las palabras de Pablo estaban alejadas de la verdad, y eso no está tan distante de nosotros en un mundo lleno de voces que intentan suplantar el evangelio de Jesucristo.
En cinco capítulos (2 a 6), Pablo abre un paréntesis magistral para defender su denostado “ministerio del Nuevo Pacto”, abriendo su corazón de par en par para explicar cómo Dios le ha bendecido en medio de tanta adversidad. El apóstol no depende de sus fuerzas o recursos personales, donde sería completamente inefectivo y perdería la batalla para extender el evangelio, sino de la gracia de Dios.
La pregunta que surge es cómo en nuestra época, donde hay más cristianos que nunca, la huella de la Palabra de Dios en la sociedad es tan débil y lo más fácil sería culpar a los que no han conocido el Evangelio de Jesucristo, pero tal vez el problema esté especialmente en nosotros mismos viviendo alejados de los recursos divinos que provienen de la misma presencia de Dios: “Si pasáramos más tiempo buscando su rostro y estudiando su Plan en la Palabra, y menos hablando y haciendo nuestros planes, seguramente experimentaríamos más de este triunfo del que habla el Apóstol. Porque los planes y pensamientos de Dios no son los nuestros (Is. 55:8-9), y cuando nos identificamos constantemente con ellos en vez de hacer nuestra voluntad, descubrimos cómo, de maneras insospechadas, Dios lleva a cabo sus propósitos aún en las situaciones aparentemente más difíciles” (pág. 21).
A modo de testimonio, Pablo Wickham explica que la inspiración para preparar este manuscrito surgió al comprobar el avivamiento ocurrido en la Iglesia Bíblica Peninsular de Palo Alto de San José (California), donde ejercía como pastor Ray Stedman, y que impactó a un grupo de hermanos venidos desde España. Hoy su hijo y nuera, también prologan lo que vieron en su padre e incluso cómo este libro ha sido una fuente de inspiración para sus vidas, por lo que han utilizado este trabajo en grupos de células, donde revisar y vigilar la forma de vivir la “nueva vida en Cristo”, para su gloria y poder. Indudablemente, este breve libro, es una joya que no debiéramos desperdiciar, donde el tiempo no ha dejado sin vigor su mensaje para la Iglesia del Señor hoy.
David Vergara