Descripción
“Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios”.
Imposible – para mí a lo menos – acometer la lectura de esta autobiografía del matrimonio misionero Marsh, sin darse cuenta de que los términos del enunciado del apóstol Pablo, en Romanos 11:29, le son de total y perfecta aplicación.
Partiendo de unos dones bien consolidados por el estudio y el esfuerzo, para su formación académica en odontología y medicina, además de una permanencia de quince meses en Argel, aprendiendo el lenguaje cabil. Hasta llegar a convertir su matrimonio con una joven Pearl, en un don puesto al servicio de su Señor.
Unido a estos dones, está el llamamiento celestial, que tiene lugar de un modo que, sin reservas, nos atrevemos a calificar del más adecuado y hasta, bíblicamente hablando, normativo.
Tiene lugar en la iglesia local de Charles Marsh, una asamblea con visión misionera, en donde se celebra una reunión informativa, en la cual un hermano que había trabajado por años en la evangelización en Argelia, habló de la necesidad de hombres y mujeres fieles y dispuestos a servir al Señor, como pioneros, en lugares duros y difíciles, sí. Pero con unas gentes dispuestas a prestar atención al evangelio de la cruz de Cristo. Es, por lo tanto, en la iglesia local donde tiene lugar el llamamiento de Charles Marsh: todo un ejemplo para nuestras asambleas de hoy.
Recién casados, tan siquiera sin luna de miel, Charles y Pearl se trasladan a La Cabilia, norte de Argelia. Misioneros pioneros, adaptan sus nombres al lenguaje del campo de trabajo, y ponen su amor y entrega al Señor al servicio de las gentes de aquellas tierras; con los conocimientos adquiridos y sus propias vidas. Antes de dar, se dieron a sí mismos. ¡Todo un alarde de capacidad de adaptación y pasión por las almas, que los honra a ellos y glorifica al Señor!
“¿Difícil para Dios?” es el título perfecto para una obra cuya lectura permitirá responder a la pregunta con un no rotundo. Bordeado por los signos de interrogación se transforma en un reto, un desafío y un llamado a una batalla, en la cual Charles y Pearl Marsh, con sus nombres Abd alMasih y Lalla Jourha, se empeñaron y ganaron; obteniendo resultados para Dios, para ellos mismos y para nosotros que tenemos a disposición nuestra su magnífico ejemplo y poderoso testimonio.
Y más todavía: Con una lectura cuidadosa de “¿Difícil para Dios?”, accederemos a un verdadero libro de texto en el que se puede aprender geografía, sociología, condiciones de vida, cultura y religión, de una zona para muchos de nosotros desconocida y oculta en el norte de África.
Ya por último – si se nos permite – “¿Difícil para Dios?” es, además de un buen libro de lectura y meditación para todos; de lectura y meditación obligada para quienes sientan deseos verdaderos de servir al Señor en la obra misionera.
Roberto González